En octubre de 2025 Cuba enfrenta un alarmante aumento de casos de dengue y chikungunya. Las autoridades de salud reportaron 13,071 casos febriles en una semana, con una incidencia nacional de 24,3 por cada 100,000 habitantes. Este pico de fiebre indica una circulación activa de arbovirosis. Además, el serotipo 4 del dengue predomina, lo que eleva el riesgo de cuadros graves en personas reinfectadas. Las provincias más afectadas incluyen Guantánamo, Matanzas, Ciego de Ávila, La Habana y Cienfuegos. Paralelamente, chikungunya se mantiene en prácticamente todo el país, con transmisión confirmada en la mayoría de los territorios. Ante este escenario, el gobierno ha declarado alerta epidemiológica e intensificado campañas de fumigación, control larvario y limpieza ambiental.
Dengue y chikungunya son enfermedades virales transmitidas por el mosquito Aedes aegypti y comparten síntomas iniciales (fiebre, dolor de cabeza, cansancio). Sin embargo, hay diferencias clínicas importantes:
Dengue: Se manifiesta con fiebre alta súbita, dolor intenso de cabeza (especialmente detrás de los ojos), fuertes dolores musculares y articulares, erupciones en la piel, náuseas y vómitos. En los casos graves puede producir hemorragias internas, choque y falla orgánica. Además, hay cuatro serotipos distintos, por lo que una segunda infección con otro serotipo puede ser más peligrosa.
Chikungunya: Inicia también con fiebre elevada (>38.5°C) y a menudo provoca un dolor articular intenso, especialmente en las manos y pies, que puede llegar a incapacitar (doblar) la persona. También causa dolores musculares, cefalea y erupciones, pero suele durar menos tiempo que el dengue (la fiebre mejora en días, aunque el dolor articular puede persistir semanas). En general, el chikungunya raramente es mortal, aunque en ancianos o crónicos puede complicarse.
Consecuencias del colapso sanitario
La crisis de arbovirosis ocurre en un contexto de colapso del sistema de salud cubano. La cobertura de insumos médicos es crítica: según El País, faltan reactivos en los laboratorios y escasean el 70% de los medicamentos en farmacias. Esta falta de insumos hace imposible tratar síntomas básicos (fiebre, dolor, deshidratación) de la población enferma.
Además, los hospitales están saturados. Muchos centros de salud, especialmente en Matanzas (epicentro del brote), están colapsados ante la afluencia masiva de pacientes. La escasez de médicos y especialistas (muchos han emigrado o están en misiones en el extranjero) agrava el problema. Junto a esto, se suman problemas de infraestructura: largos apagones y falta de agua dificultan mantener la higiene personal y doméstica. Por ejemplo, en La Habana se acumulan más de 30,000 m³ de basura diariamente, con camiones recolectores fuera de servicio, lo que genera aún más criaderos de mosquitos
El resultado es que los cubanos se ven forzados a protegerse por sus propios medios. Muchos evitan ir a los hospitales por desconfianza y carencia de tratamientos. Ante la falta de medicinas en farmacias oficiales, adquieren analgésicos, antipiréticos y sueros de rehidratación en el mercado negro. Incluso las autoridades han hecho llamados públicos a recoger montones de basura en las calles, ya que la acumulación de desechos es “criadero ideal para los insectos”. En síntesis, la crisis sanitaria actual no solo ha disparado casos de enfermedad, sino que evidencia las graves deficiencias del sistema de salud y servicios públicos cubanos.

